Cultura
Maite Alberdi: “Es una necesidad vital reírnos del absurdo de la realidad”
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El 14 de abril de 1955, la escritora chilena María Carolina Geel, seudónimo de Georgina Silva Jiménez, llegó hasta el lujoso Hotel Crillón en el centro de Santiago a reunirse con su pareja Roberto Pumarino. En un momento de la cita, se levantó intempestivamente de su silla y le disparó a su amante, quitándole la vida en el acto.
El caso, que copó la atención pública y la prensa de la época, más de 60 años después formaría parte del libro Las Homicidas de la abogada y autora Alia Trabucco Zerán, que a su vez inspira El lugar de la otra, primera cinta de ficción de la realizadora Maite Alberdi que acaba de estrenarse en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián y que el 11 de octubre llega a Netflix.
En un salón de hotel, durante una jornada de prensa del equipo de la película antes de partir a España, Maite Alberdi se explaya sobre su experiencia fuera del registro documental. Afirma que por una parte se sintió cómoda con la historia porque el punto de partida fue la realidad. Trabajó en la escritura del guion, junto a Paloma Salas e Inés Bortagaray, sobre la base de documentos históricos; expedientes, testimonios, cartas, archivos de prensa.
“Venía en mi cabeza pensando en construir un documental de época o cómo habría reconstruido este documental si esas personas estuviesen vivas. Probablemente habría hecho el mismo tipo de juicio. De esa manera habría grabado los testigos”, afirma la directora.
Geel es interpretada en la cinta por Francisca Lewin, pero la verdadera protagonista es Mercedes, personaje de ficción que trabaja como actuaria del juez a cargo del caso y que personifica Elisa Zulueta. Intrigada por esta mujer que decidió matar sin motivo aparente, pero que tampoco parece estar loca, Mercedes termina explorando un espacio ajeno que representa una vida distinta a la suya, cargada de infinitas responsabilidades domésticas.
La creadora de El agente topo y La memoria infinita, ambos documentales nominados a los premios Oscar, recalca también las diferencias de trabajar en ficción: “Vengo de más de diez años de filmar sin tener ningún tipo de control, vives en un abismo y no sabes qué vas a grabar mañana. Y acá iba a filmar y había un plan de rodaje, podía repetir una escena, ¡repetir! impresionante. Fue como retomar el control de cineasta que te enseñaron en la escuela. Volver a tener esas riendas y al mismo tiempo es muy desafiante porque tienes que estar tomando decisiones asertivas todo el tiempo”.
La labor de dirigir actores profesionales también fue algo nuevo para ella. Entre los personajes principales y los roles más pequeños el elenco suma 52 nombres. “El trabajo con la Elisa (Zulueta), la Fran (Lewin) y Marcial (Tagle) fue muy fluido, ellos confiaron en el proceso y confiaron en mí. Lo más difícil es que mi referente siempre es la realidad. Vengo de un tipo de uso del lenguaje y de sutilezas en los gestos, que trato de replicar. Por muy de época y por muy grande que sea la película, busco un tono intimista en la actuación que era desafiante. Creo que lo logramos y que fue un trabajo muy minucioso, sobre todo con las protagonistas”.
El casting estuvo a cargo de Luis Eduardo Pacheco, pero Alberdi participó activamente de todo el proceso y eligió al elenco. De ella fue la idea de invitar a Francisca Feuerhake y Natalia Valdebenito a tomar pequeños personajes que imprimen algo de comedia a la trama. “Propuse a la Fran Feuerhake porque soy una gran admiradora de ella y de su personaje La vieja cuica. También admiro mucho a la compañía teatral Bonobo y están todos ellos en la película. Traté de que estuvieran los actores que admiro, que me gustan y que también se cruzaran los géneros. Que tuviésemos destellos de comedia, otros actores más dramáticos, ir buscando distintos tonos en cada escena y en cada situación, que era lo que el caso también regalaba”.
-A pesar de tratarse de una historia real y de un crimen, ¿te pareció importante que, al igual que en tus documentales que muchas veces tratan sobre la muerte, el dolor o la vejez, exista humor?
-Me pareció importante porque yo necesito el humor en la creatividad, y en la vida. Soy una defensora de que los géneros coexisten y que las emociones coexisten, y que si estás contando un drama no tiene por qué no existir humor. No sólo te ríes en las comedias. me parece muy limitante pensar el cine así. Es una necesidad vital reírnos del absurdo de la realidad. Es lo que me encanta en los documentales, que uno dice: ¡no puede ser verdad! Este caso uno leía y cada vez se volvía más absurdo, gozábamos con mucha risa cada descubrimiento.
El cuarto propio, ese espacio de privacidad y autonomía del que escribió Virginia Woolf, tan ajeno a la realidad de las mujeres de la época, se hace presente en el libro de Trabucco y se convierte en el corazón de la película.
-El lugar de la otra transcurre en 1955, estamos en 2024. ¿Crees que el cuarto propio sigue siendo una necesidad que a muchas mujeres les cuesta resolver?
-Al hacer la película fue un desafío mirar la década de 1950 y observar, aunque estamos a años luz del rol de la mujer en ese momento, qué pasaba ahí que todavía se mantiene. Todos necesitamos un lugar para descansar de nuestros roles y eso se vuelve un espacio creativo. El lugar de la otra también es una adaptación de El cuarto propio. Se cruzan Alia Trabucco y Virginia Woolf y eso es lo que para nosotras era importante defender hoy día, el espacio de silencio.
-La película ya fue elegida para representar a Chile en los premios Oscar 2025, si llega hasta esa instancia, sería tu tercera nominación. ¿Qué espacio está ocupando en tu carrera esta presencia en festivales, las nominaciones y premios?
-Se transforma en una posibilidad de que las películas trasciendan y que no se vuelva una obra sólo chilena. Que genere espacios de discusión internacional y una manera de entender mi carrera, y las películas en general, como obras que uno no construye para un público específico, sino para una audiencia global. Yo creo que eso me regalan las campañas, una oportunidad de internacionalización. Los premios y las nominaciones para mí lo más importante que tienen es que te regalan la posibilidad de seguir filmando.
-¿En el futuro piensas seguir haciendo ficción o vuelves a tu lenguaje original?
-Siempre pienso en documental y todas las ideas que se me ocurren son documental. Diría que no estoy cerrada a la ficción. Lo que me invita es a cruzar los géneros, hacer más películas a medio camino entre una cosa y la otra. Que los documentales tengan más ficción y que las ficciones tengan más documental. Ese es mi interés creativo.
Acá el vídeo completo de la entrevista: